Las circunstancias los obligaron a arriesgar. Incluso al propio Javier Milei, quizás el menos apremiado tras el resultado de las Primarias de agosto. Así, el segundo debate presidencial realizado anoche en Buenos Aires mostró posturas más osadas en comparación con las exhibidas hace una semana en Santiago del Estero. Con poco margen y tiempo hacia la cita con las urnas, los cinco postulantes a conducir la Casa Rosada dejaron esta vez una imagen más enérgica, hasta un poco más acorde al estado de ebullición en el que se encuentra la Argentina.
Quizás los tres ejes temáticos potenciaron esa sensación de tensión en los atriles: Seguridad, Trabajo y Producción y Desarrollo Humano y Vivienda permitieron que los roles, las acusaciones y los reproches se intercambiaran de manera muy dinámica. Milei, Patricia Bullrich, Miriam Bregman, Juan Schiaretti y Sergio Massa atravesaron momentos de asedio y otros de mayor soltura, según el tema abordado.
No obstante, y a diferencia del primer debate, en este caso la coyuntura se coló con mayor intensidad. Así aparecieron en escena los fantasmas que más acechan al oficialismo por estas horas, como el escándalo del viaje a Marbella del bonaerense Martín Insaurralde. Pero también se reeditaron duelos ya anticipados, como los de Bregman con Milei, y Bullrich con Massa.
El cambio más notorio lo protagonizó la candidata de Juntos por el Cambio. Sin corregir sus inconvenientes de oratoria, muy apegada al guión que le prepararon y visiblemente nerviosa, Bullrich se mostró más agresiva que hace una semana y apuntó directamente contra Milei y Massa. Hacia ellos concentró sus ataques. “Hasta cuándo van a afanar”, le preguntó al actual ministro de Economía luego de enrostrarle las causas por corrupción que salpican al kirchnerismo. “¿Creés que vas a cambiar algo con tantos chorros adentro de tus listas?”, le preguntó la candidata de JxC a Milei. “Vos también tenés un montón de gente que viene de otros lados”, contestó el libertario, en lo que fue quizás su desliz más evidente. Cuando tuvo la oportunidad, Milei volvió a cargar contra el pasado político de Bullrich y reforzó lo que había dicho durante la semana, al llamarla “montonera asesina”.
A Massa se le complicó sortear sin sufrir magullones el segmento dedicado al trabajo y a la producción. Los otros cuatro postulantes, como era previsible, apuntaron directamente contra los indicadores de la gestión de Alberto Fernández, de la que el postulante de Unión por la Patria es el responsable de Economía.
Nuevamente, los espacios para preguntas y respuestas y réplicas sacaron de la monotonía de las exposiciones y obligaron a los candidatos a mostrar destreza y pericia para improvisar. Algunos pudieron hacerlo con mayor facilidad que otros, y eso se percibió. Bullrich intentó atacar a Milei con sus propuestas para el uso de armas o la venta de órganos, a lo que el libertario respondió siempre con una media sonrisa e instándola a que se “suelte”, en alusión a su rigidez gestual.
”Javier hasta acá llegaste, dejá de faltarle el respeto a las mujeres. Tienen derecho a opinar distinto a vos y muestra tu rasgo autoritario”, le replicó en una ocasión Massa tras un cruce entre Milei y Bregman. “Gobierno genocida” y “bestialidad”, fueron algunas de las frases más potentes que el postulante de la Libertad Avanza lanzó contra el tigrense. Schiaretti volvió a mostrarse sólido en cuanto a su conocimiento del Estado y de las políticas públicas, y Bregman chicaneó a cada uno de sus competidores, casi sin hacer distinciones.